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La persecución fue dura, implacable, esta vez hubo más que un arpón. Zetus fue perseguida hasta la extenuación, y después vino la red. ¡La querían viva y entera! De todas formas permanecer fuera del agua, soportando la sequedad y su propio peso era sólo un modo de posponer su muerte y prolongar su sufrimiento.
Había sido una noche dura en aquel barco. Todo el mundo deseaba sacarle el mejor provecho a aquella pieza tan excepcional. Podían obtener importantes reconocimientos por parte de los demás. Nadie quiso apiadarse del pobre animal, que iba agonizando a lo largo de la noche.
Tanto trabajo había merecido la pena, había sido todo un éxito. Recibirían elogios de todo el colectivo científico; hasta aquel ballenato había cumplido bien su función de cebo. Ahora tendrían que reunirse, para ver cómo y cuándo sacaban toda la información, todo aquello podía ser muy beneficioso económicamente. Tan solo había que cuidar de la gente de Green Peace, con ellos tendrían que suavizar la situación ante la opinión pública, dado que la captura había sido en aguas de protección internacional.
Afortunadamente estaban respaldados por una importante empresa que con dinero silenciaría cualquier escándalo.
Así llegó lo inevitable, aquella ballena que un día tuvo todo el carisma, la fuerza y la decisión del grupo, perdía la vida. Cada resoplido era más lento y más angustioso. Todo había acabado y aún así hubo quien quiso demostrar su superioridad y ya muerta le clavo un arpón.
Mientras tanto, sin rumbo fijo, el grupo de ballenas, asustado, no sabe qué hacer. Desean saber qué le ha ocurrido a Zetus. ¿Por qué se dejaría coger? ¿Por qué no empleó su fuerza? ¿Habían estado confiando en un líder que ofrecí atan poca seguridad?
El miedo era tal que nadie quería acercarse a la zona; hubo quien llegó a ver el barco, pero cuando sonó su sirena, se sumergió en la oscuridad del mar.
Amanece como cada día. Pero hoy es especial, todo en el fondo del mar parece desconcertado. Las ballenas reunidas intentan ver la forma de continuar, son uchos, la mayoría, los que opinan que es mejor dispersarse e intentar buscar a sus manadas de origen, y vivir como si nada hubiese ocurrido.
Pero no podían olvidar aquella mirada, aquella forma de ver la vida. ¿Por qué los ha abandonado? Todo es incertidumbre, ideas sin sentido y esa sensación de soledad que lo invade todo, a pesar de estar juntos. Allí en el silencio del mar, en el fondo se sienten traicionadas, alguien les había prometido grandes cosas para el mañana y no se iban a cumplir.
Raquel García Alonso y Daniel Romero Fuentes
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