28 de junio de 2007

Principio de incertidumbre

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Os invito a leer y escuchar este texto sacado de la introducción que hace Ismael Serrano en un concierto:

Buenas noches familiares y amigos. Gracias por estar aquí. Espero que disfruten de este espectáculo de luz y de sonido. Esta noche trataré de que nos sintamos menos solos, trataré de mostrar que estamos vivos y que no todo está escrito. En 1927 un matemático formuló el principio de incertidumbre. Venía a decir algo así como que nada se puede predecir con exactitud, siempre queda un margen de incertidumbre en el conocimiento humano, y en ese margen de incertidumbre yo siempre pensé que estaba la música, las canciones. El principio está relacionado con el hecho de que el observador, con el mero hecho de ser testigo, influye en la realidad que está observando, la altera, introduce una variable de indeterminación, y esta noche, si a ustedes les parece bien, me gustaría hacer un experimento. Me gustaría mostrar que cada canción es diferente simplemente porque tú estás a mi lado, cada concierto es diferente porque tú lo escuchas, porque tú cantas conmigo. Así que, manos a la obra. Nada está escrito, la historia no ha terminado. Quizá los siguientes días sigan siendo terribles y grises, puede ser, pero puede que no, puede que todo cambie, que los días que tienen que venir abran ventanas a la esperanza. Este puede ser un buen comienzo, este puede ser un buen principio.

26 de junio de 2007

Breve historia nocturna de ballenas, en cuatro partes (y IV)

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(Difícilmente se podrá entender algo de la lectura si antes no activamos la reproducción del archivo mp3)



Eran pocos los que sentían pena profunda porque realmente Zetus fue para ellos más que guía amigo. Aldebarán es una de esas ballenas, es quizá la más apenada. Contactó rápidamente con Zetus y pese a su edad no le importó dejarlo todo por él. Se resistía a creer que le había engañado y que no volvería. En él había puesto toda la ilusión de lo que siempre quiso hacer cuando fue joven.

Ella no quería marcharse de aquel lugar, pese al peligro que corrían prefería quedarse allí; quizá él volviera, quizá alguien trajera noticias. Quería agotar todas las posibilidades antes de darse por vencida, en el fondo sabía que algo tenía que ocurrir.

Pero… ¿De dónde sacar fuerzas para continuar? ¿Cómo convencerse de que merece la pena seguir por aquel camino que todos juntos comenzaron un día?

Era mediodía, el agua cálida no podía aliviar la sensación de frío y apenas se habían vuelto a comunicar entre ellos. Dos ballenas jóvenes se unieron al grupo, aseguraban haber visto a Zetus no muy lejos de allí: estaba muy alejada y el miedo no les dejó ver casi nada. Sólo recordaban una luz y una ballena.

Todo el grupo se alborotó. ¿Sería posible? Ya les parecía que Zetus era demasiado fuerte como para caer presa de una vulgar red. ¿Volvería con ellos? La idea de recuperar la normalidad en la vida animó al grupo, como pudo fue avanzando en la esperanza de un reencuentro. El día acabó sin más novedad, pero tan solo la idea de volver a verle había llenado a todos de una gran alegría que se estaba transmitiendo de unos a otros.

Un nuevo día llegó, todo parecía iluminado y mucho más alegre; aún reinaba para algunos la duda, pero había que intentarlo. Llegaron a un campo de coral, el lugar era especialmente hermoso, la luz del sol se filtraba en forma de tenues rayos a través de las aguas cristalinas.

Fue entonces cuando una luz les cegó, no podían mirar y sin embargo sentían la necesidad de hacerlo. Allí, nadando tranquilamente, una ballena blanca, no era conocida por ninguna de ellas; pero cuando perdieron el miedo y se acercaron… Fue la misma experiencia maravillosa de la primera vez; aquella mirada que lo traspasaba todo y al instante hacía que las dudas desaparecieran. ¿Cómo podía explicarse eso?

Nadie habló, no se atrevían, y tampoco hizo falta. Era una sensación tan agradable sentirse protegidos… Sabían que era ella, de alguna manera era ella. Aquella luz calida les envolvía, y la preocupación fue desapareciendo; no dio tiempo a más. Cuando los más decididos iban a hablar con ella… la gran ballena se alejó dejando tras de sí una estela de intensa luz que les invitaba a seguir.

Sabían que era arriesgado navegar por otros mares, encontrar nuevas ballenas y toda clase de peligros. Muchos de los suyos no iban a entenderlos, pero ahora estaban seguros de que debían intentarlo, tenían que intentarlo, tenían que hacerlo.

Nadie les acompañaba, nadie era capaz de coger el mando, pero daba lo mismo, se sentían más unidos que nunca… Y lo más importante: ¡Sabían que no estaban solos, no lo estaban! En algún mar, en algún océano, la luz les esperaba.

Raquel García Alonso y Daniel Romero Fuentes


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25 de junio de 2007

Ballenas

Pasa (Pedro Guerra)

1.Pasa. Pedro Guer...



Hace unos cuantos años, un poco antes de la vigilia, en el caseto aquel redondo...

Pasa

Aquí hace menos frío
que en la calle,
hay leña para un fuego,
no mucha pero bueno,
un poco de calor
no viene mal.

Aquí hay una canción
que nos descansa,
un hueco para el alma,
sentirse como en casa,
un alto en el camino
nada más.

Pasa, entra
y siente que hay quien duda como tú
y no se descubre nada, nada de las cosas
que ha escuchado y desespera.
Pasa, entra
y siente que hay quien duda como tú
pero se abraza a lo que tiene
y se levanta con la fuerza que le queda.
Pasa, entra
y siente que hay quien duda como tú
pero no tiene más canción
que la que sabe y la cantó
y si no la sabe tararea.

Aquí hace menos frío
que en la calle,
los labios para un beso,
oídos para un sueño,
la brisa que precisa
tu dolor.

Pasa, entra
y siente que hay quien duda como tú
y no se descubre nada, nada de las cosas
que ha escuchado y desespera.
Pasa, entra
y siente que hay quien duda como tú
pero se abraza a lo que tiene
y se levanta con la fuerza que le queda.
Pasa, entra
y siente que hay quien duda como tú
pero no tiene más canción
que la que sabe y la cantó
y si no la sabe tararea.
Pasa, entra
no importa lo que fue porque será
lo que será y alguna forma encontrarás
para pasar por esa puerta.
pasa, entra
después de algún traspiés algún color
dibujará lo que hace falta
para estar de nuevo en pie
y no perder fuerza.
Pasa, entra
y siente que hay quien duda como tú
pero no tiene más canción
que la que sabe y la cantó
y si no la sabe tararea.

Breve historia nocturna de ballenas, en cuatro partes (III)

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La persecución fue dura, implacable, esta vez hubo más que un arpón. Zetus fue perseguida hasta la extenuación, y después vino la red. ¡La querían viva y entera! De todas formas permanecer fuera del agua, soportando la sequedad y su propio peso era sólo un modo de posponer su muerte y prolongar su sufrimiento.

Había sido una noche dura en aquel barco. Todo el mundo deseaba sacarle el mejor provecho a aquella pieza tan excepcional. Podían obtener importantes reconocimientos por parte de los demás. Nadie quiso apiadarse del pobre animal, que iba agonizando a lo largo de la noche.

Tanto trabajo había merecido la pena, había sido todo un éxito. Recibirían elogios de todo el colectivo científico; hasta aquel ballenato había cumplido bien su función de cebo. Ahora tendrían que reunirse, para ver cómo y cuándo sacaban toda la información, todo aquello podía ser muy beneficioso económicamente. Tan solo había que cuidar de la gente de Green Peace, con ellos tendrían que suavizar la situación ante la opinión pública, dado que la captura había sido en aguas de protección internacional.

Afortunadamente estaban respaldados por una importante empresa que con dinero silenciaría cualquier escándalo.

Así llegó lo inevitable, aquella ballena que un día tuvo todo el carisma, la fuerza y la decisión del grupo, perdía la vida. Cada resoplido era más lento y más angustioso. Todo había acabado y aún así hubo quien quiso demostrar su superioridad y ya muerta le clavo un arpón.

Mientras tanto, sin rumbo fijo, el grupo de ballenas, asustado, no sabe qué hacer. Desean saber qué le ha ocurrido a Zetus. ¿Por qué se dejaría coger? ¿Por qué no empleó su fuerza? ¿Habían estado confiando en un líder que ofrecí atan poca seguridad?

El miedo era tal que nadie quería acercarse a la zona; hubo quien llegó a ver el barco, pero cuando sonó su sirena, se sumergió en la oscuridad del mar.

Amanece como cada día. Pero hoy es especial, todo en el fondo del mar parece desconcertado. Las ballenas reunidas intentan ver la forma de continuar, son uchos, la mayoría, los que opinan que es mejor dispersarse e intentar buscar a sus manadas de origen, y vivir como si nada hubiese ocurrido.

Pero no podían olvidar aquella mirada, aquella forma de ver la vida. ¿Por qué los ha abandonado? Todo es incertidumbre, ideas sin sentido y esa sensación de soledad que lo invade todo, a pesar de estar juntos. Allí en el silencio del mar, en el fondo se sienten traicionadas, alguien les había prometido grandes cosas para el mañana y no se iban a cumplir.


Raquel García Alonso y Daniel Romero Fuentes

24 de junio de 2007

El hijo pródigo (Brotes de Olivo)



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Espero volver a la Tierra de mi padre,
a la Tierra firme... para eso debo poner de mi parte,
aquí podéis escucharla y bajárosla.

Breve historia nocturna de ballenas, en cuatro partes (II)

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(Imprescindible reproducir la música para ambientar la lectura)



Aquella misma tarde les trajo la corriente de agua un gran banco de plancton, ¡qué momento de alegría el verlo llegar!

Todas se dispusieron para abalanzarse sobre aquel banquete y disfrutar de él. Querían la parte del centro, mucho más densa y rica en alimento. Fue entonces cuando vieron a Zetus renunciar y dirigirse a una de las zonas marginales, mucho más pobres.

Aquello fue una dura lección para su ego, una lección que nunca olvidarían.

Sucedieron más cosas aquella tarde, aquella noche. Zetus se mostraba preocupado, con un gran temor. Instó a todo el grupo a que vigilaran con él, atentos escuchando; debía presentir algún peligro. Pero todo parecía tranquilo, con total normalidad.

Como suelen ocurrir las calamidades, se presentan de la forma más insospechada. Cuando la mayoría estaban descuidadas apareció un miembro del grupo, un ballenato que había seguido el banco de plancton y se había alejado hacia la costa. Ahora regresaba terriblemente asustado y perseguido por un barco. ¡La gran amenaza!

El pánico comenzó a contagiarse de una ballena a otra. Empezaron a nadar en todas la direcciones, chocando unas contra otras hasta acabar apelotonadas. Nuestro ballenato conoció en ese momento lo que era el miedo verdadero, miedo a la muerte. La angustia se podía palpar, se respiraba.

Entonces, en medio del caos, cuando todos esperaban que el siniestro arpón hiciera impacto en sus lomos y las hiciera morir lentamente en la superficie… Zetus se cruzó a corta distancia delante del barco; captó así toda su atención y lo alejó de la manada.

Aquello podía costarle la vida, podía ser el fin de esta historia de ballenas y barcos. Su guía se estaba entregando por ellas, por sus vidas. Ninguna era tan importante como para hacer aquello, ninguna se lo impidió.

Raquel García Alonso y Daniel Romero Fuentes

23 de junio de 2007

Breve historia nocturna de ballenas, en cuatro partes (I)

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(Se recomienda reproducir la música antes de leer)

Érase una vez una manada de ballenas. No era muy numerosa, lo suficiente para que hubiera ballenas grandes, pequeñas, jóvenes y viejas. Había también un joven ballenato, aunque en edad de independizarse y formar familia.

La vida transcurría plácida y tranquila, lo cual no es nada sorprendente en criaturas de tan enorme tamaño. Agobiadas por escasos peligros y fuertemente solidarias unas con otras.

¿Qué o quién podría suponer un peligro para ellas, aparte del hombre y sus cosas, claro? Quizá un par de cachalotes huidos, una bandada de enfadadas orcas… Muy improbable.

Pero esto es un cuento y no un documental de Cousteau, luego algo habría de suceder, y así fue.

Cierto día, el grupo percibió una llamada, algo lejana, de una ballena. Esta llamada fue ignorada por casi todos, salvo por nuestro ballenato.

Él había visto a otras ballenas en aguas polares, siguiendo los bancos de plancton y las corrientes cálidas; pero nunca había oído nada parecido.

Era una invitación como jamás le había llegado para integrarse en un grupo. Probablemente para su manada aquello tampoco era conocido; todos tenían un vida estable, y la ignoraron.

La llamada se hacía irresistible. No era cercana, tampoco estaba lejos; apenas unas 500 millas marinas, pero se alejaba de aquellas aguas, lo cual era más intrigante aún, pues no seguía las rutas normales de migración.

Finalmente se decidió, emitió un solo y simple adiós y partió respondiendo a la llamada. Quizá le esperasen, pero debía asegurarse; las posibilidades de supervivencia de un individuo aislado se reducían considerablemente, sobre todo frente a un barco.

No se entretuvo mucho en alimentarse, filtrar toneladas de agua no permite nadar deprisa.

Por fin encontró el grupo, era pequeño y variopinto. Entre todas las ballenas destacaba una en particular, era evidente que se trataba de la que hacía las llamadas. No era la más grande, tampoco la de mayor edad, ni siquiera la más dominante.

Era ella quien polarizaba todo el grupo, toda una aureola de misterio la rodeaba.

Tenía una personalidad magnetizante, un carisma especial, y sin embargo permanecía casi siempre en silencio. A veces daba la impresión de que soportaba toda la responsabilidad, la carga de conocer un destino insospechado por todos.

Guiaba a las demás por rutas desconocidas o despreciadas por otros grupos, pero nunca pasaban hambre, ni un apuro. Parecía saber en todo momento cómo y cuando ocurrían las cosas.

Pero lo más extraño de todo es que ella misma no parecía saber exactamente dónde se dirigían. Simplemente seguía una especie de luz lejana, que le hablaba en su interior; eso es lo que ella decía. ¡Sería la Atlántida!

Cierto día se detuvieron. Algunas preguntaron por qué; otras como nuestro ballenato confiaban plenamente y se limitaban a esperar.

Entre estas últimas estaba Aldebarán, quizá la más vieja, podía ser la madre de cualquiera de ellas. Apenas sí hablaba alguna vez, excepto para afirmar lo que decía Zetus, su guía; ella sabía que no les fallaría nunca.





Raquel García Alonso y Daniel Romero Fuentes

CANTARES... (Antonio Machado)


Todo pasa y todo queda,
pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos,
caminos sobre la mar.

Nunca perseguí la gloria,
ni dejar en la memoria
de los hombres mi canción;
yo amo los mundos sutiles,
ingrávidos y gentiles,
como pompas de jabón.

Me gusta verlos pintarse
de sol y grana, volar
bajo el cielo azul, temblar
súbitamente y quebrarse...

Nunca perseguí la gloria,
ni dejar en la memoria
de los hombres mi canción;
yo amo los mundos sutiles,
ingrávidos y gentiles,
como pompas de jabón.

Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.

Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.

Caminante no hay camino
sino estelas en la mar...

Hace algún tiempo en ese lugar
donde hoy los bosques se visten de espinos
se oyó la voz de un poeta gritar
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar..."

Golpe a golpe, verso a verso...

Murió el poeta lejos del hogar.
Le cubre el polvo de un país vecino.
Al alejarse le vieron llorar.
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar..."

Golpe a golpe, verso a verso...

Cuando el jilguero no puede cantar.
Cuando el poeta es un peregrino,
cuando de nada nos sirve rezar.
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar..."

Golpe a golpe, verso a verso.

22 de junio de 2007

21 de junio de 2007

Extranjero (Migueli con Ismael Serrano)

Va por ti, Miguel Ángel.
Con dedicatoria también para mis alumnos inmigrantes.

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Extranjero

No decir bien sí o no,
no conseguir lo que espero;
será que otros a mi hambre
le llamen lo que no quiero,
será ser de otro color,
será no estar en lo cierto,
será no sentir pasión
en las fiestas de los pueblos.
Extranjero, ¿qué será eso de extranjero?
Será no sentir calor,
no tener amigos cerca,
que te exploten sin problemas,
que la frialdad te endurezca;
tal vez, a tu alrededor,
un cerco de indiferencia
y fronteras de rechazo,
de incomprensión, de impaciencia.
No mirarte al corazón,
que no valoren tus hechos,
que el dolor te obligue a huir
y a morir en el Estrecho,
que sufras y te culpemos,
de miserias en extremo,
guerras, hambre, dictadores
y no nos solidaricemos.
Extranjero, ¿qué será eso de extranjero?
Sí, mi hermano, tú, extranjero,
tú que nunca lo sentiste,
tú que te crees muy dueño
y a compartir te resistes
como si el canto y los aires
de la tierra fueran nuestros,
como si el río y los valles
no tuvieran ya su Dueño.
Extranjero, ¿qué será eso de extranjero?

20 de junio de 2007

Hola Dios

Buenos días a todos. Os invito a que pinchéis AQUÍ y escuchéis:


Hola Dios


Hola Dios, estoy aquí

Gracias te doy por darme la vida

Hazla nueva todos los días

Buenos días mi Señor.


Pascua 99

Esta es una foto de mi primera pascua en 1999.





17 de junio de 2007

Armando al amor (Gabriel Sopeña)

Esta vez toca una canción pacifista escrita por el poeta y rockero aragonés Gabriel Sopeña y cantada, cómo no, por Loquillo:

Armando al amor
Sólo soy otro más
alzando la voz
por la bomba que ha caído
a tres mil kilómetros
de mi comedor.

Tú que has visto al dolor
convertirse en el rey
tú que has visto la carne quemada
ser víctima de cualquier fe.

Haz aún algo por mi
amigo haz algo más por mí
dime si aún es posible
taparle la boca de muerte al fusil.

Si sirviera de algo
aquí entrego este canto
para armar al amor
si sirviera de algo
me pongo en tu bando
armando al amor

Hay quien busca el poder
hay quien da una canción
esa es la diferencia
entre la conveniencia
y la revolución.

Maldita sea la ley
y la política de salón
hace cinco mil años
que cualquier bandera
asfixia al corazón.

Descargar la canción

12 de junio de 2007

Pascua 2000

Ahí estamos mi Eugenia y yo delante de nuestro "Relámpago negro" (el mismo que nos trajo milagrosamente a Motril por primera vez) en la última pascua que celebramos en Navalguijo. Por cierto, hoy hacemos 9 años de novios.


6 de junio de 2007

Otra más del 96

Ya se me están terminando...


4 de junio de 2007

NOSTALGIA DE DIOS

NOSTALGIA DE DIOS

En algún lugar debajo de tu piel está Dios,

¡búscalo!.

No temas encontrarte cara a cara con Él,

¡Atrévete!, descubrirás que hay en ti nostalgia de Dios.


En los surcos de tu mano y en tu voz está Dios,

¡búscalo!.

No debes olvidarlo, nuestra vida es buscar,

Cada canción despertará en tu caminar Nostalgia de Dios.


En tu agitado, inquieto corazón, está Dios.

¡búscalo!.

Los días de penumbra pasarán, ya verás;

Y el nuevo sol, a contraluz, te hará sentir

NOSTALGIA DE DIOS.

2 de junio de 2007

Here was a man (Johnny Cash)

Johnny Cash, el legendario rockero, además de dar conciertos en prisiones cultivó la música gospel, al igual que Elvis, Bob Dylan y otros tantos. Esta canción es un buen resumen en pocas líneas de lo que fue la vida de Cristo:






Here was a man

Here was a man a man who was born in a small village the son of a peasant woman
He grew up in another small village

Until he reached the age of thirty he worked as a carpenter
Then for three years he was a traveling minister
But he never traveled more than two hundred miles from where he was born
And where he did go he usually walked
He never held political office he never wrote a book never bought a home
Never had a family he never went to college and he never set foot inside a big city
Yes here was a man
Though he never did one of the things usually associated with greatness
He had no credentials but himself he had nothing to do with this world
Except through the divine purpose that brought him to this world
While he was still a young man the tide of popular opinion turned against him
Most of his friends ran away one of them denied him
One of them betrayed him and turned him over to his enemies
Then he went through the mockery of a trial
And was nailed to a cross between two thieves
And even while he was dying his executioners gambled
For the only piece of property that he had in this world
And that was his robe his purple robe
When he was dead he was taken down from the cross
And laid in a borrowed grave provided by compassionate friends
More than nineteen centuries have come and gone
And today he's a centerpiece of the human race
Our leader in the column to human destiny
I think I'm well within the mark when I say that all of the armies that ever marched All of the navies that ever sailed the seas
All of the legislative bodies that ever sat and all of the kings that ever reigned
All of them put together have not affected the life of man on this earth
So powerfully as that one solitary life
Here was a man


He aquí un hombre, un hombre que nació en un pequeño pueblo, hijo de una mujer campesina.
Creció en otro pequeño pueblo.
Hasta la edad de 30 trabajó como carpintero.
Después fue predicando de un sitio a otro durante tres años.
Pero nunca viajó a más de doscientas millas de distancia desde el lugar donde nació
y allá donde fue lo hizo a pie.
Nunca ejerció la política ni escribió un libro ni compró una vivienda.
Nunca tuvo familia, nunca fue a la escuela ni pisó una gran ciudad.
He aquí un hombre.
Aunque jamás hizo ninguna de las cosas que asociamos con la grandeza
no tenía más credenciales que a sí mismo, no tenía nada que ver con este mundo
excepto la misión divina que le trajo aquí,
cuando aún era joven la corriente de opinión popular se volvió en su contra
la mayoría de sus amigos huyó, uno de ellos le negó,
otro le traicionó y lo puso en manos de sus enemigos.
Después sufrió la humillación de un juicio injusto
y fue clavado en una cruz entre dos ladrones
e incluso mientras agonizaba sus ejecutores se jugaron a suertes
la única propiedad que tenía en este mundo, su túnica púrpura.
Cuando murió fue bajado de la cruz y puesto en una tumba prestada por amigos compasivos.
Más de 19 siglos han pasado de largo y hoy puede considerarse una pieza central en la historia de la humanidad, nuestro líder en la columna del destino humano.
Pienso que doy en el blanco si afirmo que de todos los ejercitos que marcharon,
todas las armadas que navegaron los mares,
todos los cuerpos legislativos que se reunieron,
todos los reyes que gobernaron,
todos ellos juntos no influyeron en la vida del hombre en este mundo
tanto como lo hizo aquella vida solitaria.
He aquí un hombre.

Pascua 97


Una vez me dio por comprar un carrete en blanco y negro...


1 de junio de 2007

Pascua 96 (3)


Otra para la colección. Después de mucho pensar, he llegado a deducir que fue tomada al terminar la vigilia pascual, justo antes del chocolate... Como pone LUZ en la pared...