3 de mayo de 2007

Lope de Vega

¿Qué tengo yo, que mi amistad procuras?

¿Qué interés se te sigue, Jesús mío,

que a mi puerta cubierto de rocío

pasas las noches del invierno oscuras?

¡Oh cuánto fueron mis entrañas duras

pues no te abría! ¡Qué extraño desvarío

si de mi ingratitud el hielo frío

secó las llagas de tus plantas puras!

¡Cuántas veces el Angel me decía:

"Alma, asómate agora a la ventana,

verás con cuánto amor llamar porfía!"

¡Y cuántas, hermosura soberana,

"Mañana le abriremos", respondía,

para lo mismo responder mañana!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Habrá que abrirle la puerta algún día, ¿no?