Aquí dejo una relación de las cosas que Jesús nos dejó en heredad...
29 de septiembre de 2008
11 de septiembre de 2008
¿Dónde está Dios?
UN HOMBRE PREGUNTA
¿Dónde está Dios? Se ve o no se ve.
Si te tienen que decir dónde está Dios, Dios se marcha.
De nada vale que te diga que vive en tu garganta.
Que Dios está en las flores y en los granos, en los pájaros y en las llagas,
en lo feo, en lo triste, en el aire, en el agua;
Dios está en el mar y a veces en el templo,
en la madre que pare y en la garrapata,
en la mujer pública y en la torre de la mezquita blanca.
Dios está en la mina y en la plaza,
es verdad que está en todas partes, pero hay que verle,
sin preguntar que dónde está como si fuera un mineral o planta.
Quédate en silencio, mírate la cara,
el misterio que veas y sientas, ¿No basta?
Pasa un niño cantando, tú lo amas, ahí está Dios.
Lo tienes en la lengua cuando cantas,
en la voz cuando blasfemas,
y cuando preguntas que dónde está,
esa curiosidad es Dios, que camina por tu sangre amarga,
en los ojos lo tienes cuando ríes, en las venas cuando amas,
ahí está Dios, en ti, pero tienes que verlo tú,
de nada vale quien te lo señale,
quien te diga que está en la ermita, de nada,
has de sentirlo tú, trepando, arañando, limpiando
las paredes de tu casa:
de nada vale que te diga que está en las manos de todo el que trabaja,
que se va de las manos del guerrero,
aunque comulgue o practique cualquier religión, dogma o rama;
huye de las manos del que reza y no ama,
del que va a misa y no enciende a los pobres velas de esperanza;
suele estar en el suburbio a altas horas de la madrugada,
en el hospital y en la casa enrejada.
Dios está en eso, tan sin nombre,
que te sucede cuando algo te encanta,
pero de nada vale que te diga que Dios está en cada ser que pasa.
Si te angustia ese hombre que se compra alpargatas,
si te inquieta la vida del que sube y no baja,
si te olvidas de ti y de aquellos, y te empeñas en nada,
si sin por qué una angustia se te enquista en la entraña,
si amaneces un día silbando a la mañana
y si sonríes a todos y a todos das las gracias,
Dios está en ti, debajo mismo de tu corbata.
GLORIA FUERTES
¿Dónde está Dios? Se ve o no se ve.
Si te tienen que decir dónde está Dios, Dios se marcha.
De nada vale que te diga que vive en tu garganta.
Que Dios está en las flores y en los granos, en los pájaros y en las llagas,
en lo feo, en lo triste, en el aire, en el agua;
Dios está en el mar y a veces en el templo,
en la madre que pare y en la garrapata,
en la mujer pública y en la torre de la mezquita blanca.
Dios está en la mina y en la plaza,
es verdad que está en todas partes, pero hay que verle,
sin preguntar que dónde está como si fuera un mineral o planta.
Quédate en silencio, mírate la cara,
el misterio que veas y sientas, ¿No basta?
Pasa un niño cantando, tú lo amas, ahí está Dios.
Lo tienes en la lengua cuando cantas,
en la voz cuando blasfemas,
y cuando preguntas que dónde está,
esa curiosidad es Dios, que camina por tu sangre amarga,
en los ojos lo tienes cuando ríes, en las venas cuando amas,
ahí está Dios, en ti, pero tienes que verlo tú,
de nada vale quien te lo señale,
quien te diga que está en la ermita, de nada,
has de sentirlo tú, trepando, arañando, limpiando
las paredes de tu casa:
de nada vale que te diga que está en las manos de todo el que trabaja,
que se va de las manos del guerrero,
aunque comulgue o practique cualquier religión, dogma o rama;
huye de las manos del que reza y no ama,
del que va a misa y no enciende a los pobres velas de esperanza;
suele estar en el suburbio a altas horas de la madrugada,
en el hospital y en la casa enrejada.
Dios está en eso, tan sin nombre,
que te sucede cuando algo te encanta,
pero de nada vale que te diga que Dios está en cada ser que pasa.
Si te angustia ese hombre que se compra alpargatas,
si te inquieta la vida del que sube y no baja,
si te olvidas de ti y de aquellos, y te empeñas en nada,
si sin por qué una angustia se te enquista en la entraña,
si amaneces un día silbando a la mañana
y si sonríes a todos y a todos das las gracias,
Dios está en ti, debajo mismo de tu corbata.
GLORIA FUERTES
7 de septiembre de 2008
Si por un instante Dios...
Me encanta leer este texto de vez en cuando:
Gabriel García Márquez
"Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo y me regalara un trozo de vida, aprovecharía ese tiempo lo que más pudiera.
Posiblemente no diría todo lo que pienso, pero en definitiva, pensaría todo lo que digo.
Daría valor a las cosas, no por lo que valen si no por lo que significan.
Dormiría poco, soñaría más, entiendo que por cada minuto que cerramos los ojos , perdemos sesenta segundos de luz. Andaría cuando los demás se detienen, despertaría cuando los demás duermen.
Si Dios me obsequiara un trozo de vida, vestiría sencillo, me tiraría de bruces al sol, dejando descubierto, no solamente mi cuerpo, sino también mi alma.
A los hombres les probaría cuán equivocados están al pensar que dejan de enamorarse cuando envejecen, sin saber que envejecen cuando dejan de enamorarse...
A un niño le daría alas, pero le dejaría que él solo aprendiese a volar.
A los viejos les enseñaría que la muerte no llega con la vejez, sino con el olvido.
Tantas cosas he aprendido de ustedes, los hombres... He aprendido que todo el mundo quiere vivir en la cima de la montaña, sin saber que la verdadera felicidad está en la forma de subir la escarpada.
He aprendido tambíen que cuando un recién nacido aprieta con su pequeño puño, por primera vez, el dedo de su padre, lo tiene atrapado para siempre.
He aprendido que un hombre sólo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo, cuando ha de ayudarle a levantarse.
Son tantas cosas las que he podido aprender de ustedes, pero realmente de mucho no habrán de servir , porque cuando me guarden dentro de esa maleta, infelizmente me estaré muriendo.
Siempre di lo que sientes y haz lo que piensas.
Si supiera que hoy fuera la última vez que te voy a ver dormir, te abrazaría fuertemente y rezaría al Señor para poder ser el guardián de tu alma.
Si supiera que estos son los últimos minutos que te veo, diría "te quiero" y no asumiría, tontamente, que ya lo sabes.
Siempre hay un mañana y la vida nos da otra oportunidad para hacer la cosas bien, pero por si me equivoco y hoy es todo lo que nos queda, me gustaría decirte cuánto te quiero, que nunca te olvidaré.
El mañana no le está asegurado a nadie, joven o viejo. Hoy puede ser la última vez que veas a los que amas. Por eso no esperes más, hazlo hoy, ya que si el mañana nunca llega, seguramente lamentarás el día que no tomaste tiempo para una sonrisa, un abrazo, un beso y que estuviste muy ocupado para concederles el último deseo.
Mantén a los que amas cerca de ti, diles al oído lo mucho que les necesitas, quiérelos y trátalos bien, toma tiempo para decirles "lo siento", "perdóname", "por favor", "gracias" y todas la palabras de amor que conoces.
Nadie te recordará por tus pensamientos secretos. Pide al Señor la fuerza y la sabiduría para expresarlos.
Demuestra a tus amigos y seres queridos cuánto te importan".
Posiblemente no diría todo lo que pienso, pero en definitiva, pensaría todo lo que digo.
Daría valor a las cosas, no por lo que valen si no por lo que significan.
Dormiría poco, soñaría más, entiendo que por cada minuto que cerramos los ojos , perdemos sesenta segundos de luz. Andaría cuando los demás se detienen, despertaría cuando los demás duermen.
Si Dios me obsequiara un trozo de vida, vestiría sencillo, me tiraría de bruces al sol, dejando descubierto, no solamente mi cuerpo, sino también mi alma.
A los hombres les probaría cuán equivocados están al pensar que dejan de enamorarse cuando envejecen, sin saber que envejecen cuando dejan de enamorarse...
A un niño le daría alas, pero le dejaría que él solo aprendiese a volar.
A los viejos les enseñaría que la muerte no llega con la vejez, sino con el olvido.
Tantas cosas he aprendido de ustedes, los hombres... He aprendido que todo el mundo quiere vivir en la cima de la montaña, sin saber que la verdadera felicidad está en la forma de subir la escarpada.
He aprendido tambíen que cuando un recién nacido aprieta con su pequeño puño, por primera vez, el dedo de su padre, lo tiene atrapado para siempre.
He aprendido que un hombre sólo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo, cuando ha de ayudarle a levantarse.
Son tantas cosas las que he podido aprender de ustedes, pero realmente de mucho no habrán de servir , porque cuando me guarden dentro de esa maleta, infelizmente me estaré muriendo.
Siempre di lo que sientes y haz lo que piensas.
Si supiera que hoy fuera la última vez que te voy a ver dormir, te abrazaría fuertemente y rezaría al Señor para poder ser el guardián de tu alma.
Si supiera que estos son los últimos minutos que te veo, diría "te quiero" y no asumiría, tontamente, que ya lo sabes.
Siempre hay un mañana y la vida nos da otra oportunidad para hacer la cosas bien, pero por si me equivoco y hoy es todo lo que nos queda, me gustaría decirte cuánto te quiero, que nunca te olvidaré.
El mañana no le está asegurado a nadie, joven o viejo. Hoy puede ser la última vez que veas a los que amas. Por eso no esperes más, hazlo hoy, ya que si el mañana nunca llega, seguramente lamentarás el día que no tomaste tiempo para una sonrisa, un abrazo, un beso y que estuviste muy ocupado para concederles el último deseo.
Mantén a los que amas cerca de ti, diles al oído lo mucho que les necesitas, quiérelos y trátalos bien, toma tiempo para decirles "lo siento", "perdóname", "por favor", "gracias" y todas la palabras de amor que conoces.
Nadie te recordará por tus pensamientos secretos. Pide al Señor la fuerza y la sabiduría para expresarlos.
Demuestra a tus amigos y seres queridos cuánto te importan".
Gabriel García Márquez
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