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27 de septiembre de 2007
Al otro lado del mar
25 de septiembre de 2007
La música de Dios (Pascua 2000)


19 de septiembre de 2007
No te canses nunca
De pronto he recordado una cita y se me ha ocurrido un nuevo hilo en el blog. Se trata de escribir una frase celebre o no, ajena o propia, con la que nos sintamos identificados en este momento. La mía la escuché hace años cuando estaba en la Milicia de Santa María:
"El secreto de la santidad consiste en no cansarnos nunca de estar empezando siempre" (P. Rey)
No es que pretenda ser santo, ni mucho menos (nunca he estado más lejos de serlo), pero la parte resaltada de la frase me viene al pelo ahora mismo.
5 de septiembre de 2007
Agua lávame
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28 de julio de 2007
5 de julio de 2007
Zorba el griego
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Si la memoria no me falla esta musiquilla se utilizaba antiguamente en la vigilia pascual, acompañada de bengalas.
Todavía no he encontrado la musica aquella que ponía blanca para la danza del fuego, pero ya lo haré.
3 de julio de 2007
2 de julio de 2007
Tierra reseca (Y mientras - Ixcís)
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Una de entre muchas buenas canciones de este grupo que encontrado casualmente, mientras buscaba otra cosa. Me ha gustado porque habla de TIERRA SECA y de la espera.
28 de junio de 2007
Principio de incertidumbre
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Os invito a leer y escuchar este texto sacado de la introducción que hace Ismael Serrano en un concierto:
Buenas noches familiares y amigos. Gracias por estar aquí. Espero que disfruten de este espectáculo de luz y de sonido. Esta noche trataré de que nos sintamos menos solos, trataré de mostrar que estamos vivos y que no todo está escrito. En 1927 un matemático formuló el principio de incertidumbre. Venía a decir algo así como que nada se puede predecir con exactitud, siempre queda un margen de incertidumbre en el conocimiento humano, y en ese margen de incertidumbre yo siempre pensé que estaba la música, las canciones. El principio está relacionado con el hecho de que el observador, con el mero hecho de ser testigo, influye en la realidad que está observando, la altera, introduce una variable de indeterminación, y esta noche, si a ustedes les parece bien, me gustaría hacer un experimento. Me gustaría mostrar que cada canción es diferente simplemente porque tú estás a mi lado, cada concierto es diferente porque tú lo escuchas, porque tú cantas conmigo. Así que, manos a la obra. Nada está escrito, la historia no ha terminado. Quizá los siguientes días sigan siendo terribles y grises, puede ser, pero puede que no, puede que todo cambie, que los días que tienen que venir abran ventanas a la esperanza. Este puede ser un buen comienzo, este puede ser un buen principio.
26 de junio de 2007
Breve historia nocturna de ballenas, en cuatro partes (y IV)
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(Difícilmente se podrá entender algo de la lectura si antes no activamos la reproducción del archivo mp3)
Eran pocos los que sentían pena profunda porque realmente Zetus fue para ellos más que guía amigo. Aldebarán es una de esas ballenas, es quizá la más apenada. Contactó rápidamente con Zetus y pese a su edad no le importó dejarlo todo por él. Se resistía a creer que le había engañado y que no volvería. En él había puesto toda la ilusión de lo que siempre quiso hacer cuando fue joven.
Ella no quería marcharse de aquel lugar, pese al peligro que corrían prefería quedarse allí; quizá él volviera, quizá alguien trajera noticias. Quería agotar todas las posibilidades antes de darse por vencida, en el fondo sabía que algo tenía que ocurrir.
Pero… ¿De dónde sacar fuerzas para continuar? ¿Cómo convencerse de que merece la pena seguir por aquel camino que todos juntos comenzaron un día?
Era mediodía, el agua cálida no podía aliviar la sensación de frío y apenas se habían vuelto a comunicar entre ellos. Dos ballenas jóvenes se unieron al grupo, aseguraban haber visto a Zetus no muy lejos de allí: estaba muy alejada y el miedo no les dejó ver casi nada. Sólo recordaban una luz y una ballena.
Todo el grupo se alborotó. ¿Sería posible? Ya les parecía que Zetus era demasiado fuerte como para caer presa de una vulgar red. ¿Volvería con ellos? La idea de recuperar la normalidad en la vida animó al grupo, como pudo fue avanzando en la esperanza de un reencuentro. El día acabó sin más novedad, pero tan solo la idea de volver a verle había llenado a todos de una gran alegría que se estaba transmitiendo de unos a otros.
Un nuevo día llegó, todo parecía iluminado y mucho más alegre; aún reinaba para algunos la duda, pero había que intentarlo. Llegaron a un campo de coral, el lugar era especialmente hermoso, la luz del sol se filtraba en forma de tenues rayos a través de las aguas cristalinas.
Fue entonces cuando una luz les cegó, no podían mirar y sin embargo sentían la necesidad de hacerlo. Allí, nadando tranquilamente, una ballena blanca, no era conocida por ninguna de ellas; pero cuando perdieron el miedo y se acercaron… Fue la misma experiencia maravillosa de la primera vez; aquella mirada que lo traspasaba todo y al instante hacía que las dudas desaparecieran. ¿Cómo podía explicarse eso?
Nadie habló, no se atrevían, y tampoco hizo falta. Era una sensación tan agradable sentirse protegidos… Sabían que era ella, de alguna manera era ella. Aquella luz calida les envolvía, y la preocupación fue desapareciendo; no dio tiempo a más. Cuando los más decididos iban a hablar con ella… la gran ballena se alejó dejando tras de sí una estela de intensa luz que les invitaba a seguir.
Sabían que era arriesgado navegar por otros mares, encontrar nuevas ballenas y toda clase de peligros. Muchos de los suyos no iban a entenderlos, pero ahora estaban seguros de que debían intentarlo, tenían que intentarlo, tenían que hacerlo.
Nadie les acompañaba, nadie era capaz de coger el mando, pero daba lo mismo, se sentían más unidos que nunca… Y lo más importante: ¡Sabían que no estaban solos, no lo estaban! En algún mar, en algún océano, la luz les esperaba.
Raquel García Alonso y Daniel Romero Fuentes
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25 de junio de 2007
Pasa (Pedro Guerra)
1.Pasa. Pedro Guer... |
Hace unos cuantos años, un poco antes de la vigilia, en el caseto aquel redondo...
Pasa
Aquí hace menos frío
que en la calle,
hay leña para un fuego,
no mucha pero bueno,
un poco de calor
no viene mal.
Aquí hay una canción
que nos descansa,
un hueco para el alma,
sentirse como en casa,
un alto en el camino
nada más.
Pasa, entra
y siente que hay quien duda como tú
y no se descubre nada, nada de las cosas
que ha escuchado y desespera.
Pasa, entra
y siente que hay quien duda como tú
pero se abraza a lo que tiene
y se levanta con la fuerza que le queda.
Pasa, entra
y siente que hay quien duda como tú
pero no tiene más canción
que la que sabe y la cantó
y si no la sabe tararea.
Aquí hace menos frío
que en la calle,
los labios para un beso,
oídos para un sueño,
la brisa que precisa
tu dolor.
Pasa, entra
y siente que hay quien duda como tú
y no se descubre nada, nada de las cosas
que ha escuchado y desespera.
Pasa, entra
y siente que hay quien duda como tú
pero se abraza a lo que tiene
y se levanta con la fuerza que le queda.
Pasa, entra
y siente que hay quien duda como tú
pero no tiene más canción
que la que sabe y la cantó
y si no la sabe tararea.
Pasa, entra
no importa lo que fue porque será
lo que será y alguna forma encontrarás
para pasar por esa puerta.
pasa, entra
después de algún traspiés algún color
dibujará lo que hace falta
para estar de nuevo en pie
y no perder fuerza.
Pasa, entra
y siente que hay quien duda como tú
pero no tiene más canción
que la que sabe y la cantó
y si no la sabe tararea.